- ¿Quién eres tú?
-Soy el que hiere, destripa, raja y arranca. Soy dientes en la oscuridad y garras en la noche. Mías son la fuerza, la lujuria y el poder. ¡Yo soy Beowulf!
El Beowulf fue un texto que J. R. R. Tolkien reivindicó para la mitología. Antes de él, los estudiosos lo consideraban valioso por sus formas, por tratarse del primer texto en una temprana lengua inglesa. El Cantar del Mío Cid para los habitantes de la isla. Que en él se hablara de un héroe que mata a monstruos y se enfrenta a un dragón era secundario. Para Tolkien no. El escritor de El Señor de los Anillos tenía un trabajo como catedrático de anglosajón en la Universidad de Oxford, era un lingüista consumado y un erudito en mitología nórdica. Su estudio sobre el Beowulf (que se publicó en librerías el año pasado) se centraba en su importancia como poema épico, en la fantasía y el mito. El texto está considerado como uno de los más importantes que se han escrito nunca y cambió la forma desde entonces (1920) de estudiar este poema.
Pero para el común de los mortales, Beowulf no es un héroe tan conocido. Desde luego, no tiene la dimensión de los mitos griegos y la proyección que han tenido a lo largo de los años, pero sin duda es un personaje que merece la pena conocer. Lamentablemente apenas hemos visto películas sobre él y las pocas veces que así ha ocurrido, el resultado ha sido bastante mejorable (en el caso de la protagonizada por Christopher Lambert directamente es lobotomizable).
Sin embargo, en 2007 un tal Robert Zemeckis (Regreso al Futuro, Quién Engañó a Rogert Rabbit, Forrest Gump) usó la tecnología de animación en 3D que había estrenado con Polar Express y se sacó de la manga una película sobre Beowulf que, si bien no es una obra maestra, sí que es la más decente de todas las que se han hecho, incluso muy buena en algunos momentos. Eso sí, es una adaptación libre, una reinterpretación del poema, añadiendo elementos en la historia para crear un conjunto algo más cohesionado.
El resultado es una película que vemos que está hecha por ordenador pero en la que somos capaces de reconocer a actores de la talla de Anthony Hopkins, John Malkovich, Angelina Jolie y Ray Winstone. Seguimos apreciando un poco del llamado Valle Misterioso, esa sensación que se produce con los elementos que buscan el realismo, pero que todavía no lo alcanzan y pueden resultarnos ajenos, pero también resulta impresionante por momentos. Zemeckis intenta que esto pase inadvertido haciendo una aventura fantástica, dejando claro que hay monstruos, magia y que todo es un mito. El resultado es muy satisfactorio y nos deja imágenes poderosas, como la criatura Grendel, su madre y las escenas con el dragón.
El cantar de Beowulf está dividido en dos partes. En la primera, Beowulf es un joven héroe gauta que llega a las tierras de Rey Hrothgar de Dinamarca atraído por las historias de que allí viven un terrible monstruo llamado Grendel y su madre. En la segunda parte, Beowulf es casi un anciano rey que ve como, en el ocaso de su vida, tiene que enfrentarse a un terrible dragón. En el poema original ambos hechos son independientes, pero Zemeckis aprovecha esta ocasión para crear una saga trágica al más puro estilo grecorromano, que diluye un poco el mito clásico, pero que lo reviste de un lenguaje cinematográfico más comprensible, convirtiéndola en una película de una sola historia.
El punto de unión es la madre de Grendel, interpretada por una explosiva Angelina Jolie. En vez de un monstruo deforme y agresivo, como su hijo, Zemeckis la reinventa como una seductora "mujer" capaz de obrar encantamientos y que emplea sus encantos para obtener descendencia y sobrevivir en una tierra en la que poco a poco va ganando terreno el Dios de los cristianos y en la que los héroes y los monstruos corren peligro de desaparecer.
Los cambios alejan a este Beowulf del original y le conceden una dimensión menos pura, contaminándola de elementos narrativos clásicos, pero el lenguaje cinematográfico se rige bajo otras normas y esta película se ha hecho unos 1.200 años después del poema. Lo realmente importante es que los cambios tienen sentido dentro de la estructura de la historia que Zemeckis nos quiere contar. Sí, hay dos momentos muy claros, separados por muchos años, pero son dos momentos que forman parte de la misma historia, una que está vertebrada por algo más que el protagonista.
Beowulf, por otro lado, es una película épica con todas las de ley. El héroe es a veces un personaje invencible, pero está atormentado por demonios internos. Es capaz de enfrentarse a criaturas horrendas sin despeinarse, pero es desarmado ante los encantos de la mujer apropiada. Primero está revestido de la fuerza y voluntad de la juventud, luchando con furia y rabia, pero después está atemperado por un aura de majestad y solemnidad que sólo dan los años.
Beowulf no es una gran película, no pasará a los anales de la historia. Tiene partes que se hacen demasiado largas y los personajes son algo planos, cosa lógica por otra parte, ya que partimos de un mito con roles prototípicos. Las dos grandes partes de la historia están enlazadas, pero siguen estando demasiado separadas y la segunda se hace demasiado corta y deja la sensación de que han pasado muchas cosas que merecería la pena contar. La tecnología de animación falla en algunos momentos, nos extraña con ciertos modelos humanos y a veces encontramos detalles poco creíbles. Sigue siendo impresionante su uso y es necesario que se hagan cosas como esta para avanzar y lograr mejores acabados, pero es un defecto que sigue ahí.
Sin embargo, Beowulf es una película muy disfrutable y a mi, a título personal, me gusta mucho. Las partes de acción están muy bien llevadas y, sobre todo, es de agradecer que se intente rescatar del anonimato una obra tan interesante como este poema inglés. Además, posee dos escenas memorables, la primera contra Grendel, la que encabeza esta crítica, en la que Beowulf se describe a sí mismo con una precisión quirúrjica, un héroe joven y orgulloso muy pagado de sí mismo. La segunda escena, cuando ya es anciano, es la contraposición perfecta, un héroe cansado de serlo, atormentado, que sólo quiere encontrar su final. En cualquier caso, merece que le deis una oportunidad. Y al poema, también.
-Soy el que hiere, destripa, raja y arranca. Soy dientes en la oscuridad y garras en la noche. Mías son la fuerza, la lujuria y el poder. ¡Yo soy Beowulf!
Beowulf mientras le arranca un brazo a Grendel
El Beowulf fue un texto que J. R. R. Tolkien reivindicó para la mitología. Antes de él, los estudiosos lo consideraban valioso por sus formas, por tratarse del primer texto en una temprana lengua inglesa. El Cantar del Mío Cid para los habitantes de la isla. Que en él se hablara de un héroe que mata a monstruos y se enfrenta a un dragón era secundario. Para Tolkien no. El escritor de El Señor de los Anillos tenía un trabajo como catedrático de anglosajón en la Universidad de Oxford, era un lingüista consumado y un erudito en mitología nórdica. Su estudio sobre el Beowulf (que se publicó en librerías el año pasado) se centraba en su importancia como poema épico, en la fantasía y el mito. El texto está considerado como uno de los más importantes que se han escrito nunca y cambió la forma desde entonces (1920) de estudiar este poema.
Pero para el común de los mortales, Beowulf no es un héroe tan conocido. Desde luego, no tiene la dimensión de los mitos griegos y la proyección que han tenido a lo largo de los años, pero sin duda es un personaje que merece la pena conocer. Lamentablemente apenas hemos visto películas sobre él y las pocas veces que así ha ocurrido, el resultado ha sido bastante mejorable (en el caso de la protagonizada por Christopher Lambert directamente es lobotomizable).
Sin embargo, en 2007 un tal Robert Zemeckis (Regreso al Futuro, Quién Engañó a Rogert Rabbit, Forrest Gump) usó la tecnología de animación en 3D que había estrenado con Polar Express y se sacó de la manga una película sobre Beowulf que, si bien no es una obra maestra, sí que es la más decente de todas las que se han hecho, incluso muy buena en algunos momentos. Eso sí, es una adaptación libre, una reinterpretación del poema, añadiendo elementos en la historia para crear un conjunto algo más cohesionado.
Beowulf y los actores animados
Lo primero que llama la atención de esta película es su aspecto visual. Zemeckis usó una tecnología que él mismo desarrolló basada en la captura de movimientos y en la creación de fondos y digitales. Esta técnica hace especial hincapié en las expresiones faciales, con lo que es capaz de crear actores digitales bastante interesantes, sobre todo cuando tienen detrás talentos como los que hay en este Beowulf.El resultado es una película que vemos que está hecha por ordenador pero en la que somos capaces de reconocer a actores de la talla de Anthony Hopkins, John Malkovich, Angelina Jolie y Ray Winstone. Seguimos apreciando un poco del llamado Valle Misterioso, esa sensación que se produce con los elementos que buscan el realismo, pero que todavía no lo alcanzan y pueden resultarnos ajenos, pero también resulta impresionante por momentos. Zemeckis intenta que esto pase inadvertido haciendo una aventura fantástica, dejando claro que hay monstruos, magia y que todo es un mito. El resultado es muy satisfactorio y nos deja imágenes poderosas, como la criatura Grendel, su madre y las escenas con el dragón.
El cantar de Beowulf está dividido en dos partes. En la primera, Beowulf es un joven héroe gauta que llega a las tierras de Rey Hrothgar de Dinamarca atraído por las historias de que allí viven un terrible monstruo llamado Grendel y su madre. En la segunda parte, Beowulf es casi un anciano rey que ve como, en el ocaso de su vida, tiene que enfrentarse a un terrible dragón. En el poema original ambos hechos son independientes, pero Zemeckis aprovecha esta ocasión para crear una saga trágica al más puro estilo grecorromano, que diluye un poco el mito clásico, pero que lo reviste de un lenguaje cinematográfico más comprensible, convirtiéndola en una película de una sola historia.
El punto de unión es la madre de Grendel, interpretada por una explosiva Angelina Jolie. En vez de un monstruo deforme y agresivo, como su hijo, Zemeckis la reinventa como una seductora "mujer" capaz de obrar encantamientos y que emplea sus encantos para obtener descendencia y sobrevivir en una tierra en la que poco a poco va ganando terreno el Dios de los cristianos y en la que los héroes y los monstruos corren peligro de desaparecer.
Los cambios alejan a este Beowulf del original y le conceden una dimensión menos pura, contaminándola de elementos narrativos clásicos, pero el lenguaje cinematográfico se rige bajo otras normas y esta película se ha hecho unos 1.200 años después del poema. Lo realmente importante es que los cambios tienen sentido dentro de la estructura de la historia que Zemeckis nos quiere contar. Sí, hay dos momentos muy claros, separados por muchos años, pero son dos momentos que forman parte de la misma historia, una que está vertebrada por algo más que el protagonista.
Beowulf, por otro lado, es una película épica con todas las de ley. El héroe es a veces un personaje invencible, pero está atormentado por demonios internos. Es capaz de enfrentarse a criaturas horrendas sin despeinarse, pero es desarmado ante los encantos de la mujer apropiada. Primero está revestido de la fuerza y voluntad de la juventud, luchando con furia y rabia, pero después está atemperado por un aura de majestad y solemnidad que sólo dan los años.
Beowulf no es una gran película, no pasará a los anales de la historia. Tiene partes que se hacen demasiado largas y los personajes son algo planos, cosa lógica por otra parte, ya que partimos de un mito con roles prototípicos. Las dos grandes partes de la historia están enlazadas, pero siguen estando demasiado separadas y la segunda se hace demasiado corta y deja la sensación de que han pasado muchas cosas que merecería la pena contar. La tecnología de animación falla en algunos momentos, nos extraña con ciertos modelos humanos y a veces encontramos detalles poco creíbles. Sigue siendo impresionante su uso y es necesario que se hagan cosas como esta para avanzar y lograr mejores acabados, pero es un defecto que sigue ahí.
Sin embargo, Beowulf es una película muy disfrutable y a mi, a título personal, me gusta mucho. Las partes de acción están muy bien llevadas y, sobre todo, es de agradecer que se intente rescatar del anonimato una obra tan interesante como este poema inglés. Además, posee dos escenas memorables, la primera contra Grendel, la que encabeza esta crítica, en la que Beowulf se describe a sí mismo con una precisión quirúrjica, un héroe joven y orgulloso muy pagado de sí mismo. La segunda escena, cuando ya es anciano, es la contraposición perfecta, un héroe cansado de serlo, atormentado, que sólo quiere encontrar su final. En cualquier caso, merece que le deis una oportunidad. Y al poema, también.
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