Ya está aquí el quinto capítulo de El Renacer, la primera partida de Dungeons & Dragons que estoy dirigiendo en directo. Os recuerdo que se trata de una partida que estoy retransmitiendo en directo en Twitch, los martes que nos permite a los jugadores la vida de adultos, y que luego se sube al canal de YouTube y al blog.
Partida de D&D - El Renacer
Los habitantes de Ocaso jamás sabrán lo cerca que han estado
de la perdición. En las profundidades de su catedral, en antiguas catacumbas olvidadas por todos salvo por el propio mal
que las excavó, yace el cuerpo sin vida de un terrible demonio, un heraldo de los
infiernos. A sus pies, un ritual interrumpido, una puerta que habría traído a
las hordas del inframundo al propio Ocaso.
Pero vosotros sabéis que no estaba sólo. Los
adoradores humanos de los demonios, seres de oscuro corazón que sólo sirven a
sus amos a cambio de promesas de poder, fueron los que lo trajeron a este
lugar, lo ocultaban y ayudaban en sus planes oscuros.
Tenéis un nombre, de boca de la misma criatura antes de que
una daga hueso hundida en su cuello acabara con su miserable vida. Elnia, la
curandera de Ocaso, parece estar detrás de los males que habitaban en la catedral.
Y, junto a ella, Dilnin, el sacerdote de la antigua Iglesia, tan corrupto
como la orden religiosa caída en desgracia.
Pero aparte de los peligros que acechan al pueblo de Ocaso, os
perturban males más personales. Vash, la mano de Dinsha, tu mentora, está detrás
del Grimorio de Sangre. De su propio puño y letra están escritas algunos de los
rituales más execrables que aparecen en él y ahora mismo los recuerdos de tu maestra,
entrenándote para ser un Cazador, se confunden con los de los
horrores que aparecen en el libro.
Pero, además, Bah-al-abbas, has descubierto que ese corazón
negro que habita en tu pecho es también el corazón de la propia Dinsha. Ella te
susurra palabras de odio y de traición, palabras de poder que invaden la mente
de tus enemigos y los dejan aterrorizados en el suelo, gimoteando y retorcidos.
Nilsa, cada vez que el poderoso Kurat te presta su fuerza en
la batalla, sientes y hueles a espíritu que habita en el interior de
Bah-al-abbas, un olor acre y amargo, que mezcla tanto su miedo como los males
que ha desencadenado sobre el mundo.
Y Mwezi, tú casi has podido ver a ese espíritu susurrar
palabras envenenadas en los oídos de Bah-al-abbas. Es algo antinatural, que va
en contra del ciclo de la vida y la muerte. Es un espíritu maldito y su corazón
está envenenado y podrido… Pero también sabes que hay un resquicio para la
esperanza. Siempre hay un resquicio para la esperanza, aunque no está exenta de
un precio. Tu culto lo sabe muy bien: Vivir es sacrificarse. Sacrificarse es
Vivir.
Extenuados tras la dureza de la batalla contra el demonio y más exhaustos todavía por el encuentro con la verdad, os encontráis en la taberna “El Caldero Caliente”, donde tenéis todavía por delante mucho de qué hablar y mucho que hacer.
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