Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques

Las historias de los elfos llevan acompañando a la humanidad desde su orígenes. Criaturas casi etéreas, de más allá de este mundo, encarnan a la naturaleza salvaje, indómita. Son espíritus más allá del bien y del mal, con su propia escala de valores, poco preocupados por lo que acontece a la humanidad y que quieren ver vistos sus caprichos cumplidos y su autoridad nunca puesta en duda. Esto es lo que dicta la tradición.

Sin embargo, Tolkien realizó una profunda labor de transformación sobre los elfos, convirtiéndolos en uno de los ejes más importantes de su legendarium, en los Primeros Hijos de su Tierra Media. Cogió su representación clásica y la transformó totalmente. Los convirtió en una pujante civilización, constructores de hermosas ciudades, grandes artífices y herreros, prodigiosos navegantes y grandiosos guerreros y sabios... para luego hacer que cayeran bajo el yugo de su propio orgullo, víctimas de la traición de Morgoth.

Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques


Los elfos de Dungeons & Dragons deben mucho, muchísimo, de la revisión de Tolkien, pero también son genuinamente únicos. A lo largo de los años, además, han ido cambiando, adaptándose a la sociedad del momento, hasta cristalizar en 5ª Edición en una raza que posee esa majestad de la que Tolkien les imbuyó, pero también conservando mucha de la tradición clásica que los vio nacer.

Bienvenidos, roleros, a esta nueva entrada donde conoceremos un poco mejor a una de las razas más icónicas de la fantasía y cómo se desarrolló su historia en Reinos Olvidados.

Origen de los Elfos

Si hay algo importante sobre los elfos de Dungeons & Dragons es que son exiliados. Todos ellos. No tienen su origen en ninguno de los mundos que pueblan este multiverso, sino que son hijos de una deidad incognoscible llamada Corellon Larethian, una criatura de puro caos y libertad, siempre cambiante, siempre mutando. Comenzar a hablar de los elfos es hablar de ella.

Esta deidad, ni masculina ni femenina, sino un ente mutable y fluido, era el epítome de la libertad entre los dioses. Adoptando todo tipo de formas, dejándose llevar por sus impulsos más inmediatos, convirtiéndose en tormenta de verano, en ventisca de invierno, adoptando la forma de un río salvaje o un relámpago ardiente, asumiendo el aspecto que más le convenía a cada instante, jurando amor eterno y al instante siguiente abandonando su amante para siempre... Corellon Larethian se limitaba a existir y a seguir su naturaleza.

Esto no gustaba en absoluto a Gruumsh, dios de los orcos. Esta criatura, cruel y despiadada, odiaba todo lo que Corellon Larethian era y, finalmente, acabó por iniciar un enfrentamiento mortal contra él. Las dos deidades batallaron durante muchísimo tiempo y la batalla transcurrió a lo largo y ancho de los planos. Dice la leyenda que fue en esta batalla en la que Gruumsh perdió para siempre su ojo, marcado para el resto de su existencia, y su odio por Corellon se volvió aún más ardiente si cabe. Pero la leyenda también cuenta que de la sangre derramada por Corellon, nacieron los primeros elfos.

Estos, perdidos y sorprendidos por su propia existencia, espíritus libres, como su deidad, siguieron a Corellon a través de su deambular por la existencia, hasta que reparó en ellos y los amó con toda la fuerza de su ser. Creó para sus hijos un lugar donde vivir, un lugar de verdes praderas y grandes cascadas, de una belleza irrepetible, y lo llamó Arvandor. Después, comenzó a dar nombres a sus hijos y separó a algunos de los demás, lo más fuertes, hermosos y sabios de todos. Así nació el Seldarine, el panteón de los dioses de los elfos.

Entre todos estos dioses recién nacidos destacó una diosa: Lolth. Ella deseaba controlar y obtener más poder para sí y para los suyos y convenció a todos de que, para poder influir en el mundo y conseguir más gloria para su raza, era necesario adoptar una forma. Así, tanto el Seldarine como los elfos adoptaron los rasgos que aún perduran en su raza: delgados, con orejas puntiagudas, ojos ligeramente rasgados... Los elfos comenzaron a considerar a Lolth su madre, aquella que les había dado un destino y un propósito...

Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques - Lolth

Sin embargo, esto no gustó a Corellon Larethian, ya que él no contemplaba las ataduras de una única forma, y empezó a alejarse de su pueblo, considerando esto una pequeña traición al regalo de la existencia que él les había dado. Mientras tanto, la ambición de Lolth crecía y quiso arrebatarle el poder a Corellon. El pueblo de los elfos se dividió entre los que apoyaban a Lolth y los que permanecieron al lado de Corellon. Finalmente, en plena discusión, Lolth intentó atentar contra la vida de la deidad, y fracasó.

Corellon, decepcionado y traicionado, expulsó a todos los elfos de Arvandor y los convirtió en seres plenamente mortales. Lolth se vio obligada a huir al Abismo, donde su forma cambió y pasó a ser una de las gobernantas de ese lugar de pesadilla. Aquellos que la siguieron también fueron separados del resto de la raza de los elfos: se trató de los elfos drow, que huyeron a las profundidades del mundo, al Underdark, donde comenzaron a alimentar el odio por todo el mundo, especialmente por sus hermanos de la superficie, a los que creen culpables de todos sus males.

Los elfos, expulsados de Arvandor, se diseminaron por todos los planos de existencia. Muchos de ellos fueron al plano material, mientras que otros recayeron en el Feywild, al sentirlo lo más parecido posible a su hogar perdido. Han pasado miles de años y Corellon todavía no les ha perdonado.

El Trance de los Elfos y su Alma Inmortal

El cisma entre Corellon y los elfos tuvo unas implicaciones realmente serias. Al morir, el alma de los elfos viaja a Arvandor, pero se trata de una estancia temporal, ya que Corellon no acoge a ninguno en su seno. Tarde o temprano, esas almas harán el camino de vuelta al plano material y se reencarnarán en un nuevo elfo.

Esto es algo que no entienden el resto de las razas: cuando un elfo nace, sus padres saben que acaban de arrancar a un alma del paraíso, por lo que los nacimientos son una alegría, pero también una tragedia. Pero, ¿qué ocurre con el nuevo elfo? ¿Tiene recuerdos de su vida anterior?

Los elfos no duermen, sino que entran en una especie de trance en el que son capaces de experimentar de nuevo recuerdos de su vida, aunque esto no siempre es así. Mientras son niños, durante el trance son capaces de recordar vivencias de sus vidas pasadas. El alma inmortal alimenta los trances del niño con nuevas experiencias y conocimientos, que pueden ayudarle a desarrollarse para cumplir el destino que le espera vivir en su actual vida. Con el tiempo, estos recuerdos de vidas pasadas son sustituidos por vivencias de la nueva vida, momento en el que al elfo niño ya se le considera adulto.

Mientras son adultos, el trance de los elfos les sirve para revivir recuerdos actuales, pero cuando cumplen 300 o 400 años, poco a poco van a apareciendo un tercer tipo de recuerdos, que ni pertenecen a la actual vida del elfo ni a sus vidas pasadas: se trata de recuerdos de otros elfos, que se mezclan con los suyos. Así, el trance permite a los elfos sumirse en una supuesta conciencia colectiva racial, completamente incontrolable, que es más bien un reflejo de la unidad espiritual de esta raza y su origen común de la sangre de Corellon Larethian.

A medida que pasan los años, los elfos se van interesando cada vez más en estos trances y menos en el mundo exterior. Sólo desean compartir experiencias con su propio pueblo. Poco a poco, los ojos se les cubren de cataratas, símbolo de que el trance ya es su única realidad. Este momento, conocido como la Trascendencia, marca el punto en el que muere el elfo y su alma vuelve temporalmente a Arvandor. Hay que destacar que los drows, pese a que tienen trances, nunca experimentan la Trascendencia, ya que tienen vetado el acceso al paraíso de los elfos.

La Larga Vida

Pese a que su tiempo es limitado en el mundo, lo cierto es que los elfos son una raza muy longeva y viven varios siglos. Esto hace que experimenten la vida de forma diferente al resto de razas y, tal vez, sólo los dragones y los enanos pueden llegar a comprender su parsimonia y tranquilidad a la hora de enfrentarse a la vida. Los siglos por vivir proporcionan, no ya sabiduría y experiencia, sino perspectiva y paciencia para tomar decisiones.

Esto tiene una doble consecuencia. En primer lugar, siempre parecen alejados de los asuntos de los mortales. Esto no se debe (siempre) a soberbia o altanería sino, sencillamente, porque lo que a un humano le parece urgente, para un elfo es apenas un parpadeo en su existencia centenaria. En segundo lugar, aprecian enormemente las cosas efímeras que encuentran y les gusta deleitarse con ellas, ya que les parecen pequeños tesoros. Estas dos formas de contemplar la vida, aparentemente opuestas, son la base de la civilización elfa.

Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques - La Larga Vida
Elven Island, Alfonso Berroya

Así, son amantes de las artes, ya que les permiten capturar esos momentos efímeros, al igual que lo pueden hacer mediante sus trances, recordando una tarde especialmente hermosa, un rostro agradable, unas palabras bonitas o el interesante canto de un pájaro. Pero también han sido capaces de crear poderosas y grandes civilizaciones, asentadas sobre sus valores, destinadas a perdurar durante eones... salvo cuando provocan su propia caída.

Los elfos son amantes de los bosques, en gran parte porque les recuerda a su perdida Arvandor. Ese anhelo por volver a su hogar ha provocado algunos de los acontecimientos más importantes de todo Reinos Olvidados, pero también es el culpable de que sean tan territoriales y aprecien tanto los grandes árboles y a los animales que viven en ellos. Aprecian la naturaleza y no la explotan, sino que han aprendido a vivir en armonía con ella.

Estos rasgos que hemos visto son los que condicionan la relación de los elfos con el resto de razas. Tienden a tratar de forma paternalista a aquellas que tienen cortas vidas, porque, a fin de cuentas, no tienen la misma perspectiva que ellos, sin embargo, los aprecian y pueden incluso llegar a amarlos de forma genuina. Sus ciudades, aunque ocultas muchas veces, dan la bienvenida a los extraños que llegan a ellas de forma amistosa. Son territoriales, ya que aman profundamente su tierra y lo que significa para ellos. Eso sí, odian con toda su alma a los orcos y los miembros de las razas goblinoides. Los enfrentamientos con ellos son constantes, sus ideales de belleza chocan contra sus impulsos de caos destructivo y, sobre todo, es un reflejo del odio que Corellon y Gruumsh se tienen mutuamente.

La Magia Elfa

Si hay algo en lo que destacaron las antiguas civilizaciones de los elfos es en la práctica la magia, en desentrañar sus secretos y obrar prodigios que dejarían sin aliento a los grandes archimagos de hoy en día, que buscan con anhelo ese conocimiento y, acaso, conseguir imitar la increíblemente poderosa magia que esgrimían en la antigüedad. Sólo así se explica sus, antaño, majestuosas ciudades con formas arquitectónicas imposibles. Ciudades elfas que, hoy en día, apenas son ruinas y de las que apenas quedan pequeños reflejos, como Luna Plateada. Esta antigua majestad se consiguió porque los elfos destacan en la práctica de todas las artes. Absolutamente todas. Incluida la más grande de ellas: la Magia.

Los elfos crearon los llamados Mythals, increíblemente poderosos conjuros que servían para proteger sus ciudades y los lugares que más amaban. Un Mythal no era obra de un sólo hechicero, sino de varios de ellos, de increíble poder todos ellos, que trabajaban en perfecta sintonía para crear esta urdimbre de magia pura. Los Mythal duran, aparentemente, para siempre y son capaces de influir en enormes extensiones de terreno, como ciudades, y se conseguían gracias a enormes sacrificios, pues en la mayoría de los casos era necesario sacrificar las vidas de los archimagos que los creaban para terminar de darle forma y poder.

Los Mythal, más que conjuros, son alteraciones de la realidad, reescriben el comportamiento de la magia y crean excepciones que sólo se podrían atribuir a los mismos dioses. No pueden ser disipados de ninguna manera, ni siquiera por un Deseo, y sólo podrían cambiarse si otro grupo de archimagos, con el conocimiento necesario y el poder necesarios, dedicara tanto tiempo y esfuerzo como los creadores del Mythal original. Lástima que todo ese conocimiento se haya perdido...

Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques - La Magia
Elf and Dragon, de Owl Grey Evil

Hay Mythal que han sobrevivido a las civilizaciones que los crearon. Así, el que hay en la ciudad de Waterdeep, que fue una ciudad elfa que fue destruida 2.000 años antes de la fundación de la ciudad, por ejemplo, hace que no pueda haber ningún dragón en la ciudad, salvo aquel que proteja el Bastón de Ahghairon; en la antigua Myth Drannor, ningún enemigo de los elfos podía entrar en la ciudad, y tampoco se podía uno teletransportar o espiar a nadie que estuviera protegido por él.

Estos poderosos hechizos no son más que la mayor manifestación de la magia elfa, que, por otro lado, está siempre presente para los elfos. La magia forma parte de sus vidas y no es raro encontrar pequeños prodigios y chucherías mágicas en sus manos, magia que no sólo resulta funcional, sino que es una expresión artística en sí misma.

El mayor ejemplo de esto está en los Canto de la Hoja o Rapsodas de la Espada, una orden muy especial de hechiceros guerreros (podéis encontrar a esta clase en la Guía del Aventurero de la Costa de la Espada). Estos combinan las artes con la magia de una forma única, bailando en el campo de batalla mientras urden sus conjuros cantando. Son la elegancia personificada en el campo de batalla y un grupo de élite entre los elfos, que los tienen en muy alta estima y les profesan un enorme respeto.

Los elfos no sólo respetan, sino que aman la magia. La ven como algo normal, no le tienen miedo, la investigan (a veces demasiado) y se sienten cómodos con ella. Son grandes forjadores de objetos mágicos... tanto grandes artefactos, terribles armas de guerra, como de pequeños objetos curiosos o artísticos, que emulan sencillos, pero hermosos trucos. La magia forma parte de la naturaleza elfa y ellos la abrazan con gusto.

La Tragedia de Evermeet

Muchos de los elfos que abandonaron Arvandor fueron al Feywild, el mundo féerico, al ser lo más parecido a su hogar perdido. La relación de los elfos con las fatas, los duendes, hadas y demás criaturas de esta naturaleza, creció y, con el paso de los milenios, estos elfos acabaron transformando su naturaleza de forma definitiva. La relación entre los elfos y las criaturas feéricas siempre ha sido buena y colaboran entre ellas, especialmente aquellos seres con espíritu noble y gentil, ya que este plano está lleno de peligros para aquellos que se pierden en sus profundidades.

Sin embargo, los elfos que se asentaron en el plano material siguieron anhelando Arvandor más que a nada. Llegó un punto en el que los bosques no eran suficientes y los elfos comenzaron a preparar un plan que traería una pequeña fracción de Arvandor al mundo, a fin de que se convirtiera en un refugio para su raza.

Contra las advertencias de lo que un ritual de estas características podía desatar, durante siglos prepararon la magia necesaria. Centenares de magos de todas partes cedieron su arte al servicio de esa magna empresa y crearon los rituales con cuidado extremo, amasando una cantidad de magia como nunca antes había visto el mundo. Finalmente, desataron su poder y crearon la isla de Evermeet... con consecuencias cataclísmicas para el resto de Faerûn.

El resultado de este conjuro produjo la Primera Secesión, que transformó para siempre la geografía del mundo y en el que resultaron muertas millones de personas. Terremotos e inundaciones asolaron las costas y cayeron ciudades y civilizaciones enteras. Sin embargo, el ritual tuvo éxito y nació Evermeet, una isla inexpugable en medio del océano: un último refugio para todos los elfos.

Con el paso de los siglos, son cada vez más los elfos que han sido atraídos por la promesa de Evermeet, un pequeño reflejo de la gloria de Arvandor. El declive de la raza de los elfos es lento, pero constante, y mucho tiene que ver esta isla, que los llama, para unirse al resto de los miembros de su raza perdida y exiliada.

Los Drow

Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques - Elfos Drow

Los drow, o los elfos oscuros, son aquellos elfos que siguieron a Lolth hasta el final y traicionaron completamente a Corellon Larethian y al resto de su raza. Se distinguen de los demás elfos en que su piel es totalmente negra y sus cabellos blancos, y, aunque mantienen similares gustos estéticos que sus primos lejanos, el paso de los milenios se ha encargado de pervertirlos, a fin de que concuerden con su naturaleza cruel y despiadada.

Los elfos drow encontraron su hogar en el Underdark, en las infinitas cavernas que se encuentran bajo el mundo. En ellas, edificaron sus ciudades en roca, aprovechando las estructuras naturales y convirtiéndolas en un reflejo oscuro de lo que el resto de su raza hacía en la superficie. Sin embargo, la sociedad drow no tiene nada que ver, ya que ellos siguen fielmente los preceptos de la Reina Araña, de Lolth, a la que le deben total lealtad.

La ley de Lolth es la ley del más fuerte. Los débiles no merecen más que la muerte y no importa el método por el que se llegue al poder, siempre y cuando este se alcance de forma definitiva. Lolth es tremendamente intolerante con aquellos que fallan o hacen chapuzas. La sociedad drow es cruel y despiadada. Creen que ellos son un pueblo elegido para la gloria y la conquista y cualquiera que sea no drow (ellos los llaman iblith, la misma palabra que usan para la basura) es considerado un esclavo o una curiosidad.

La sociedad drow es teocrática y matriarcal. Esto significa que son las mujeres las que ocupan los puestos de importancia y de poder, y los varones simplemente son herramientas que usan para sus fines. De igual manera, son las grandes sacerdotisas de Lolth las que gobiernan y rigen los destinos de la ciudad... siempre y cuando sea para mayor gloria de Lolth. Existen más dioses drow, ya que algunos siguieron a Lolth en su exilio, pero su culto es muy limitado y ni hay que mencionar que el culto a otros dioses dentro de una ciudad drow está totalmente prohibido, siendo considerado herejía y castigado con la tortura y muerte.

Los drows guardan un profundo rencor al resto de los elfos. Durante milenios han aprendido que ellos fueron los traicionados por sus primos y no hay mayor satisfacción y honor que encabezar una incursión a la superficie y acabar con un asentamiento de elfos de la superficie. Algo que ocurre de forma esporádica, ya que los drows desprecian el mundo exterior con toda su negra alma.

Los drows, sin embargo, siguen siendo amantes de lo hermoso y sus ciudades y su arte son magníficos y esplendorosos. Una ciudad drow, tenuemente iluminada, con la piedra de las estalagmitas y estalactitas tallada, y llena de gente con ropajes exóticos, es una visión de una belleza sin igual. Todo el arte, eso sí, tiene la religión siempre en mente, así que los motivos de arañas (el animal predilecto de Lolth) predomina enormemente.

La sociedad de los drows se estructura en casas, o familias, que no necesariamente comparten lazos de sangre. Las más grandes, las casas regentes de la ciudad, pueden conformar varios cientos de drows y miles de esclavos. Cada una posee su propio ejército y compite con el resto de casas de la ciudad para subir en la jerarquía, lo que suele significar una guerra entre casas, en la que la perdedora debe ser totalmente exterminada, niños incluidos. Los líderes de las casas son, por supuesto, las Matronas, casi siempre una poderosa suma sacerdotisa de Lolth.

Los varones están relegados a puestos de poca importancia y responsabilidad. Es extremadamente raro que se les permita estudiar para ser clérigos, ya que Lolth no acepta a varones entre sus filas, aunque en ciudades como Ched Nasad estas normas son algo más relajadas. Los varones destacan en el arte de la lucha, siendo guerreros, exploradores y asesinos, todos ellos necesarios tanto para la gloria de sus casas como para la protección de las ciudades de los peligros que pueda haber allende sus fronteras. La única forma en la que un varón drow puede aspirar a obtener algo de poder y respeto es mediante el estudio de la magia.

Los drows, al igual que sus primos, son unos magos extraordinarios y han desentrañado los secretos del Underdark y su misteriosa magia. Sus hechizos son terribles y son unos letales adversarios, llegado el caso. Algunos archimagos drow, como Gomph Baenre, de la ciudad de Menzoberranzan, hacen ostentación de un poder que rivaliza con el de las propias madres matronas, aunque él nunca hará gala de ello ni ellas serán lo suficientemente estúpidas como para menospreciarle.

La magia, además, es casi exclusiva de los varones, ya que las mujeres que desean ejecutar conjuros suelen optar por estudiar los designios de Lolth y ascender en el seno de su fe. Existen incluso algunos drows que han descubierto el arte de la psiónica, aunque esta forma de "magia" es extraordinariamente exótica y sigue viéndose con temor y desconfianza.

Los drows tienen relación con el resto de las razas del Underdark, aunque siempre desde la certeza de que ellos son la raza superior. Duergar, svirfneblis y azotamentes son algunos de sus vecinos, con los que suelen hacer intercambios comerciales. No es raro encontrar puestos de duergar en un mercado drow o que un illithita sirva a una madre matrona. Aunque nunca serán tratados como drows, estos toleran estas relaciones por considerarlas necesarias para cubrir sus necesidades y caprichos.

Elfos en tu Campaña

Los Elfos, Tejedores de Magia Ancestral y Sombras de los Bosques - Elfos en Campaña

Los elfos son una de las razas básica del Player's Handbook, por lo que no es extraño que aparezcan en tus aventuras. Aunque sea una raza que esté declive, siguen siendo abundantes y viven en las ciudades y tienen asentamientos desperdigados por todo Faerûn.

Los elfos son amantes de las aventuras. Tienen una gran conciencia racial, pero su naturaleza salvaje les hace desear ver mundo y tener experiencias, sobre todo en sus primeros siglos de vida, cuando son jóvenes. Salen de sus bosques y de sus ciudades y se mezclan con el resto de las razas, por las que sienten fascinación, especialmente por los humanos.

No es raro que los elfos creen lazos sentimentales con los humanos, lo que da lugar a la raza de los semielfos, criaturas entre estos dos mundos, lo que puede dar lugar a interesantes personajes, divididos entre dos sociedades diferentes que pueden llegar a verlos como seres extraños y no los aceptan entre sus filas.

También existe una tradición de asentamientos elfos que entran en conflicto con las regiones más civilizadas. Ciudades que buscan expandirse a costa de los bosques milenarios de los elfos puede dar lugar a interesantes conflictos en los que los jugadores podrían mediar. De la misma manera, ya hemos hablado de los imperios perdidos de los elfos y de los Mythal. La búsqueda de magia perdida o de las ruinas de una antigua ciudad elfa puede ser una magnífica aventura para un grupo de personajes que no tenga miedo a enfrentarse a lo desconocido.

Y, por supuesto, siempre están los drow. En los últimos siglos han ido apareciendo renegados de esta raza, elfos oscuros que viajan a la superficie y que reniegan de Lolth. La mayoría siguen a Eilistrae, la única elfa del panteón drow que no siguió a Lolth, sino que optó por no abandonar a la raza de los drow en los brazos de su madre, la reina araña, por si acaso algún día había esperanza para ellos tuvieran a quien acudir. Uno de tus personajes puede ser uno de estos drows, que se tienen que enfrentar a todo el odio, desconfianza y resentimiento de la superficie... O bien jugar una campaña de drows, en la que la intriga, las traiciones y el peligro acechen a los jugadores en cada esquina.

Los elfos son un pueblo antiguo que, no lo olvides, han vivido ya su apogeo y que ahora está en declive. Bulle en su sangre el deseo de volver a esa gloria, pero ya en las tierras de Arvandor ya que, en cierta medida, el mundo les parece que ya no es un lugar para ellos, ya que el ascenso de las razas de vida corta ha hecho que cambie demasiado deprisa. Son, además, conscientes de las cicatrices que han dejado en el mundo con sus malas decisiones en el pasado, lo que en cierta medida les hace sentir culpables.

Pero, ante todo, los elfos son unas criaturas de belleza que están dispuestos a defender sus intereses usando todo el poder sus armas o de su magia. Son normalmente amigables, pero distantes, y tienden a tomarse las cosas con la calma que sólo proporciona una vida que se mide en siglos, no en años.







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